6 de abril de 2006

De tu pasada por el mundo


Hace unos días me acordé de ti, así de repente, alguien me dijo “el 6 de abril vence esto” y pensé inmediatamente que no te había comprado el regalo de tu cumpleaños...me sentí rara, me dio pena, por un segundo creí que estabas acá todavía, que necesitaba llegar ese día con algo lindo para ti a la casa, bastó un segundo para que algunas ideas de regalo vinieran a mi mente. Y luego caí en cuenta que hace rato ya, tu cumpleaños pasó a ser un día triste y sin regalos.
El 2002, dos días antes de cumplir dieciocho años, nos dejaste, así de repente, nos avisaste sólo dos semanas antes, demasiado poco tiempo, aunque se que si nos hubieses avisado con años de anticipación, igual no podría haberlo asumido.
Escribo desde la tristeza que me provoca recordarte y desde la rabia todavía, han pasado ya 4 años desde que dejaste de acompañarnos en vida y aún no entiendo las explicaciones que me dan.
Un día como hoy llegaste a alegrar nuestras vidas, a ser la menor de los hermanos por mucho tiempo, a entregar sin esperar recibir nada cambio, fuiste siempre frágil, pero lograste salir de muchas, con una valentía increíble. A pesar de todo, siempre, y esto significa todos los días de tu vida, preguntaste ¿cómo estás? Y tuviste oídos para escuchar por largo rato, las a veces sin importancia historias de tu hermana, todos los días antes de ir a dormir se hizo presente tu beso de buenas noches, aunque estuviésemos lejos.
Antes de partir dijiste que eras feliz, la vida fue injusta contigo, tuviste que soportar mucho, tu cuerpo de a poco se fue desgastando, tu energía se esfumó día a día, pero las ganas de cantar y bailar se quedaron hasta el final, la sonrisa nunca se borró de tu rostro y el “te amo” estuvo hasta el final en tus labios.
Ya olvidé el color de tu voz, ya olvidé tu olor y como acariciaban tus manos, pero veo el brillo de tus ojos aún y todas esas lecciones que me enseñaste se quedarán por siempre. Cuando estabas en el hospital yo ya no podía aguantar lo que te estaba pasando y tú como siempre, pensabas en todos antes que en ti y cada vez que me escuchabas llorar o que encontrabas mis ojos llenos de pena, me preguntabas porqué, tu lo asumiste mucho antes que nosotros, el susto a la muerte no te venció y nos amaste mas que nunca.
Estaba pensando que podría regalarte hoy, hoy que cumplirías 22 años, nunca te imaginé en esta edad, ahora te pienso hermosa, con esas piernas largas y tu estampa de niña hippie-bien, con esos ojos grandes y almendrados (Agustín tiene tu misma mirada profunda), fuiste la mas linda de todas, la mas codiciada de todas, los admiradores te llovían y tu te dejabas querer. Y pensando que regalarte, se me ocurrió cuanto te hubiese gustado un libro de Simonetti que leí hace poco, o el nuevo disco de Pedro Aznar, o aquel viaje a Brasil con la Kenny y conmigo que quedó sólo en planes. Pero ya no sirven esos regalos, ya no te hacen falta, seguramente ya escuchaste desde alguna parte a Aznar y estas esperando para acompañarnos a Brasil con la enana. Escribo como si creyera en una vida después de la muerte y me doy cuenta que sólo lo creo porque me es imposible pensarte ausente y porque es imposible que alguien como tu simplemente deje de existir así, sin tener la oportunidad de seguir entregando amor.
La que antes era mi casa quedó oscura por mucho tiempo, no había ruido ni risas, era raro llegar y no escucharte cantar o no escuchar la música mientras bailabas, era extraño poner la mesa para cinco. Hoy una pared está llena de tus fotos, es el lugar más lindo de la casa, a veces se prenden velas para iluminarnos, es un homenaje que papá y mamá te hicieron y que nos recuerda todo los días lo bueno de la vida. Tengo que reconocer que hace mucho dejé de ir a verte, no me gusta, te siento enterrada cuando voy y no quiero sentirte así, prefiero tenerte más cerca. Tengo que reconocer también que Agustín apenas sabe de ti, es muy chiquito aún, pero ya tendrá la oportunidad de enterarse todo lo que fuiste en mi vida.
Me cuesta pensarte sin que mis ojos se llenen de lágrimas, sin sentir rabia por las injusticias, sin imaginar que los buenos momentos podrían haber sido muchos más, sin recordar los últimos días de tu vida y los primeros meses sin ti.
Tuve una conversa con alguien que te quiso muchísimo (tu lograbas eso, siempre que alguien te conocía cautivabas su atención y su amor), que sufrió tu partida como nadie, que me dejó sola por no soportarlo. Escuchar a otros hablar de ti con tanto amor, me emociona y me hace pensar en todo lo que me arrepiento no haberte dedicado más tiempo y en que tu vida estuvo llena de sueños cumplidos, que al final es lo que importa y es lo que queda.

Hoy todo será distinto, compraré una torta para ti y con Agus te cantaremos "cumpleaños feliz", voy a comprar flores amarillas y violetas (tus favoritas) para poner en la mesa, voy a pensarte feliz y trataré de que la rabia me deje de a poco.

No hay comentarios.: