24 de abril de 2006

la niña de sus ojos

Nunca se lo propuso, pero ahora lo necesita, ella se ha ido convirtiendo en quién está en sus ojos, y cómo le encanta... quiere que la mime, que la cuide y la proteja. Todo esto con mesura, sin exagerar.
Ella anda pendiente de cada suspiro de él.
Él está alerta de ella, de una manera sutil, como es él.
Cuando salen a comer, ella suavemente lo toma para que no se le escabulla y sentarse a su lado en la mesa.
Y si pasa algo y alguien o algo se interpone entre los dos, impidiendo su cercanía, él con algo de descaro, siempre consigue sentarse a su lado.
Siempre le gustaron sus ojos, siempre le gusto su risa, su mirada, sus manos.
Sin proponérselo, sin pensarlo, sus miradas los llevaron mucho mas allá, se han ido construyendo pasajes de una historia que no da para historia todavía, pero que si da para un capítulo hermoso, lleno de sentimientos y de intensidad.
Cuando están con los amigos, quiere hacerla reír con su charla, con sus bromas y ella se deja hechizar, completamente encantada por él.
A menudo se cruzan sus miradas, cualquier excusa es válida para rozarse, ella lo busca bajo la mesa y él finge no darse cuenta, pero su cuerpo se llega a estremecer cuando la siente cerca, y ella lo sabe y lo provoca.
Y a la hora de dormir, él la busca bajo las sábanas, se abrazan con todo el cuerpo y ella busca su cuello, llenándolo de besos. Y buscan sus ojos y se regalan una sonrisa, de esas que piden más. Y si no duermen juntos, ella sueña con esas manos. Desea que sean ellas las que dibujen en sus ojos, las que le den de nuevo brillo y fulgor. Las mismas que le ofrecen todo para sentirse la niña de sus ojos.
Él le dice te amo, ella dice te amo también y si no lo dicen sólo basta una mirada para saber que así lo es.

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