26 de febrero de 2010

Un mundo atrás

Cuando la conocí tenía 8 o algo así años, nunca se bien la edad que tiene, se me confunde. Asomaba su naricita a un mundo que no le acomodaba, donde habían menos juegos, más reglas, donde algunas navidades eran con mamá y otras con papá, donde a las amigas ya no les interesaba solo andar subiéndose a los árboles o jugando a las escondidas.
Trepaba, saltaba, reía, nunca se enojaba, manchaba su boca de chocolate y su ropa con salsas, veía tele de cabeza, no usaba zapatos, no le importaba usar una polera naranja y un pantalón rosado, hacía hoyos en la arena, pasaba horas en el agua, abrazaba todo el tiempo.
Cuando la conocí, celebrábamos a la presidenta, mirando todos emocionados como la gente llevaba globos y banderas por la alameda.
El mundo tenía cuatro años menos...y no se dio cuenta que ella ya dejó de asomarse, que está instaladísima y que lo disfruta.
Me confunde.
Aprendió a ser parte de un lugar donde empuja a sus amigos a correr como ella lo hace, donde se ríe cuando el cielo se pone medio feo, donde canta a viva voz cuando hay que hacerlo. Aprendió a enojarse, a combinar su ropa y a no mancharse.
Pienso en esto y me sigue confundiendo.
Debe ser porque el otro día la miraba escapar de las olas y hacer un hoyo profundo en la arena…es que a veces asoma su naricita al mundo que dejó atrás.
A veces nos abrazamos y hacemos cosquillas, saltamos olas, nos tiramos en el pasto, escalamos lo que sea…es que sin que se de cuenta yo me asomo a veces con ella.

1 comentario:

rickalgo dijo...

Qué lindo retrato de la Amali!!!! Está increíble, igual que el de la Anto. Es total cómo has aprendido a concerlas y quererlas.

TE AMO